El doctor Hamer demostró que la
enfermedad es bifásica, que lo que nosotros entendemos como enfermedad
(bronquitis, osteoporosis, infarto de miocardio…) es solamente una de las dos
fases de un único proceso, en el que una primera enfermedad intenta resolver metafóricamente un
conflicto emocional o existencial; cuando dicho conflicto se ha resuelto, surge
una “segunda enfermedad” que repone el cuerpo gracias a la activación de
hongos, virus, bacterias, microbios…
Cuando el proceso termina, la
salud vuelve; la persona ha resuelto definitivamente el conflicto y se adapta
de nuevo a la vida.
Algo pasa en nuestra vida,
nosotros lo vivimos con dificultad y se expresa en el cuerpo físico.
El bloqueo provoca un estrés o
estado de simpaticotonía, característico de la enfermedad en fase activa. Con
el tiempo la persona puede madurar y resolver el conflicto. Entonces, la
enfermedad en fase activa cesa y le sucede otra de cansancio y aislamiento que
se corresponde a un estado de vagotonía: la llamada enfermedad en fase de
resolución.
Para que haya enfermedad se deben
dar cuatro requisitos:
- Nos enfrentamos a un conflicto imprevisto y brutal
- En circunstancias de soledad
- El conflicto es más o menos dramático, en función de su intensidad se manifestará como una enfermedad leve o grave.
- Se vive como que no hay salida.
Una inyección de energía, por la
terapia que sea, puede hacer que la persona libere el bloqueo emocional y
busque una solución personal a su conflicto, una solución a su medida (
reconciliarse con alguien, alejarse de alguna situación, poner límites, dejar
de juzgar…) en terapia se le va a pedir que conecte con su parte más
espiritual, con una inteligencia superior y es a partir de esa conexión cuando
la fuerza de sanación se pone en marcha.
Tras lo cual la persona vuelve a
la vida, reconciliada consigo misma y con todos, con una visión más amplia y
con un amor más grande.
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